miércoles, 17 de abril de 2019

DISLEXIA


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¿Qué es la dislexia?

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños y jóvenes que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.
Atendiendo a su carácter específico, los disléxicos son niños y niñas inteligentes que sólo presentan dificultades en tareas relacionadas con la lectura y la escritura. Por tanto, no se consideran disléxicos los jóvenes que tienen un retraso intelectual o madurativo, jóvenes con alguna discapacidad psíquica o física o niños no escolarizados o que estén en situaciones ambientales desfavorables.



 
COMPLETO: AQUÍ

En base a su carácter persistente, se suele descartar el diagnóstico de “Dislexia” en niños que presentan dificultades evolutivas a la hora de adquirir la lectoescritura, las cuales desaparecen por si solas o tras una breve intervención.
Según el CIE-10, los disléxicos manifiestan de forma característica dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión, (OPS, 1997).
Para Etchepareborda y Habib, 2000, la dixlexia es una dificultad para la descodificación o lectura de palabras, por lo que estarían alterados alguno de los procesos cognitivos intermedios entre la recepción de la información y la elaboración del significado.
A pesar del establecimiento único de unos criterios de exclusión e inclusión para establecer el diagnóstico de la dislexia, hay que tener claro que no todos los niños disléxicos presentan las mismas dificultades y/o características. Por tanto, es esencial hacer un diagnóstico exhaustivo y detallado para poder establecer programas de intervención específicos.



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¿Por qué se produce?
Para entender que ocurre en el cerebro de un niño con dislexia, conviene explicar de manera sencilla cómo funciona éste y cómo se lleva a cabo el proceso de la lectura:
El cerebro humano está formado por dos hemisferios derecho e izquierdo, que se comunican entre sí. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones. El hemisferio izquierdo se especializa en los procesos de lenguaje, mientras que el derecho se especializa en la información visual y espacial.
 
 
ASÍ LEE UNA PERSONA CON DISLEXIA 


 
Además, no trabajan exactamente del mismo modo, sino que el hemisferio izquierdo procesa la información secuencialmente, o sea, unos datos tras otros, mientras que el derecho lo hace simultáneamente, o sea, muchos datos a la vez.
Al leer, se combinan los dos tipos de estrategias en el manejo de la información por ambos hemisferios. Pero en los niños disléxicos, la disfunción o fallo en el hemisferio izquierdo afecta la velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al niño para procesar cambios rápidos de estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.
Conocer cuál es la alteración concreta que causa la dislexia es más difícil. Los enfoques cambiaron en los últimos treinta años y actualmente, los estudios se centran en la relación existente entre el lenguaje hablado y el escrito, intentando comprender la naturaleza y la calidad del análisis fonema grafema, es decir la relación pronunciación – escritura y la automatización durante la lectura. Si bien, hay distintos tipos de dislexia de acuerdo a las alteraciones presentadas, se atribuye al fallo fonológico la base patogenética de las dislexias.
 
QUÉ SUCEDE EN EL CEREBRO DE UNA PERSONA CON DISLEXIA
 

 

¿Cuáles son los síntomas que deben alertar al educador?
La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje, por lo tanto evolutivo y los síntomas cambian a medida que el niño crece. Así ya es posible apreciar en la etapa preescolar pequeños detalles o signos que pueden hacernos sospechar que un niño es disléxico. Entre los 6 a 12 años los síntomas son más evidentes, o al menos, más conocidos. A partir de los 12 años se hacen muy claras las alteraciones del aprendizaje.
Para que un niño sea disléxico, no es necesario que presente todos los síntomas que a continuación se detallan, aunque tampoco lo es por observarse sólo alguno de ellos.

De 12 años en adelante
· Tiene problemas de concentración cuando lee o escribe.
· Falla en la memoria inmediata, no recordando lo leído por su dificultad con la comprensión de la lectura, el lenguaje escrito o las destrezas matemáticas.
· Interpreta mal la información, por su falta de comprensión de conceptos abstractos y porque lee mal.
· Muestra dificultades en organizar el espacio, sus materiales de trabajo y sus pensamientos al escribir o al hablar.
· No logra planificar su tiempo ni tiene estrategias para terminar a tiempo sus tareas.
· Trabaja con lentitud y no se adapta a ambientes nuevos.
· No funcionan sus habilidades sociales y no logra hacer amigos ni entender las discusiones.
· Finalmente evita leer, escribir y las matemáticas, tendiendo a bloquearse emocionalmente.

¿Cómo puede ayudarlo el educador?
Ante todo, debe recordar que su actitud debe ser positiva y constructiva, ya que para tener éxito en los estudios el alumno disléxico sólo requiere una enseñanza diferente. Si bien sus necesidades particulares deberán ser atendida por un profesional especializado en dislexia, le será muy útil la aplicación de las siguientes estrategias para aprender:
· Tener bien claro lo que usted espera del niño, aceptando que haga preguntas durante las lecciones y asegurándose si ha entendido las instrucciones.
· Comprobar que el entorno sea estructurado, previsible y ordenado, ya que los niños con dificultades disléxicos responden mejor cuando se dan ciertas premisas.
· Aceptar y admitir que su alumno tardará más tiempo en aprender y que se cansará más rápidamente que los demás niños.
Asegurarse que las instrucciones y explicaciones que le ha transmitido sean claras, de acuerdo al ritmo del niño y volviendo a repetirlas las veces que sean necesarias.
· No utilizar jamás amenazas, ni súplicas o castigos para que mejore su rendimiento escolar, pues el niño no responderá y tendrá efectos negativos sobre su autoestima, su rendimiento y su confianza en usted.
· Es altamente positivo, por el contrario, elogiar las capacidades del niño, sus fortalezas y sobre todo su esfuerzo y su coraje para enfrentar su dislexia, sin olvidar el dolor psíquico que ésta le produce.


 
RECURSOS
 
CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO EN EL DSM V: AQUÍ  
 
LEY 27306: Abordaje integral e interdisciplinario de los sujetos que presentan Dificultades Específicas del Aprendizaje: AQUÍ
 
Síntesis de la ley 27306: AQUÍ  
 
 
 

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