LOS ELEMENTOS
FUNDAMENTALES DEL SISTEMA PREVENTIVO
RAZÓN
Ser
racionales. Guiar a los alumnos con claridad de ideas, y de acuerdo a la
verdad, indicándole qué debe hacer, como hacerlo y recordándoselo con
insistencia. Deben comprender las cosas que les pedimos, y el motivo por el
cual se lo pedimos.
Tener
sentido común y razonamientos sencillos. No pedir cosas raras.
Tener
persuasión y convencimiento, antes que imposición. Persuadir con argumentos, en
las cosas que se explican y proponen.
Tener
conocimiento de la realidad juvenil y adaptarse a ella. Esto supone diálogo
abierto, confianza, comprensión y comunicación profunda.
AMOR
Supone la amistad humana,
en sentido general. Ser amigable, sin querer ser amigo como sus pares. Crear un
verdadero vínculo que sólo busque el bien del joven. Una cercanía sincera,
sencilla, cordial, basada en la confianza.
Busca una afectividad
sincera. El amor educativo debe ser experimentable y sensible a los jóvenes,
sin caer en el sentimentalismo (“Falta lo mejor… qué los jóvenes no sólo sean
amados sino que ellos mismos se den cuenta que se los ama”; Don Bosco).
El amor en el sistema
preventivo, es también caridad sobrenatural, para los docentes con fe. Amar a
los jóvenes por amor a Dios. Ser portadores del amor a Dios a los jóvenes. Amar
a los jóvenes para llevarlos a Dios.
Características
del amor educativo
· Amar a todos y a cada uno.
· Amar primero, dar el primer
paso.
· Acercarse a los jóvenes,
tratar de comprender su situación, querer las cosas que ellos quieren, saber
escuchar y dialogar con ellos, ponerse a su nivel pero que ellos respeten la
figura del educador.
· Amar sin esperar ninguna
recompensa.
· Hacerse amar por los
jóvenes.
RELIGIÓN
La Religión es la idea
central de todo el método educativo. Se quiere llevar a los jóvenes a la
amistad con Cristo. Que establezcan una relación sencilla y familiar con Dios
en la oración, en el ofrecimiento sencillo de las pequeñas cosas: juegos,
trabajo, estudio…
Medios
fundamentales
· Eucaristía y celebraciones:
de modo mensual y según el calendario litúrgico.
· Reconciliación: revisión de
vida frecuente y sencilla, tanto individual como grupal, y confesión cuando sea
posible.
· Oración: Sencilla, en
Buenos Días y Buenas Tardes, antes de cada clase, antes de cada actividad…
· Amor a la Virgen: confianza
en María Auxiliadora ante las dificultades, devoción al rosario, imitar las
virtudes de la Virgen (pureza, fe…).
· Amor a la Iglesia y al
Papa: unidad con los pastores en general.
· Asociaciones: grupos donde
los jóvenes se ayuden a vivir el Evangelio y colaboren para mejorar a los
demás.
ASISTENCIA
“No dejar nunca solos a los
jóvenes. Vigilar en todo lugar y tiempo, de manera que no quede ni cosa, ni
persona, ni joven, ni lugar que no estén confiados a alguien” (Don Bosco).
Normas
concretas
· No usar nunca un tono
imperativo: “quiero, andá, hacé esto”, sino: “Podrás hacerme un favor, estarías
dispuesto a…”.
· No mandar cosas superiores
a las posibilidades de los alumnos.
· Sano criterio. No sancionar
cualquier mínima falta, sobre todo cuando es involuntaria.
· Se firmes en las
decisiones, seguros en lo que pedimos, y mantener lo requerido cuando es justo.
· Observar todo y a todos.
· Actitud confiada y no
sospechosa.
· Ser equilibrado. Guiarse
siempre por la razón y no por los impulsos.
· No dejar nunca solos a los
chicos. Estar siempre con ellos en todas partes (patio, baños, aula…).
· No permanecer indiferente
ante los desórdenes. Tratar de prevenirlos.
· Saber constantemente donde
se encuentran los alumnos que pidan permiso para ausentarse del grupo.
· Ser pacientes ante las
actitudes incorrectas de los alumnos. Tener presente siempre que son jóvenes.
CORRECCIÓN
· Corregir en privado con
prudencia y calma.
· Ser comprensivos, firmes e imparciales.
· Que el corregido se aleje
de nosotros satisfecho y como amigo.
· Saber olvidar los errores,
no ficharlo para siempre, darle la pasibilidad de cambiar.
· Evitar la humillación.
Buscar el momento oportuno y acudir a la reflexión y a la razón. Que el joven
reconozca su falta y se comprometa a no reincidir.
· Recordar que la “amabilidad,
comprensión y respeto son las llaves del corazón” (Don Bosco).
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